EURÍPIDES
Natural de la aldea de Flía, en el centro del Ática, su vida transcurre entre el 484 y el 406 a. C. En el terreno teatral fue el rival principal de Sófocles, aunque mucho menos popular que éste. A pesar de que en vida tuvo poco éxito durante la época helenística fue el dramaturgo griego más admirado.
Es un espíritu atormentado y agresivo, que refleja una época de fracasos para Atenas, enzarzada en una desastrosa contienda contra Esparta. Con él se inicia la decadencia de la Tragedia.
En cuanto a su obra, de las 94 tragedias que se le atribuían nos han llegado completas 18, siendo por tanto el autor trágico griego del que más obras tenemos.
De entre ellas destacamos Medea, Hipólito, Hécuba, Las Troyanas, Orestes, Electra y Las Bacantes (las demás son: Alcestis, Ión, Heracles, Los Heraclidas, Las Suplicantes, Ifigenia en Áulide, Ifigenia en Taúride, Helena, Andrómaca y Las Fenicias). Su temática es muy variada, tocando casi todos los ciclos míticos.
Entre los rasgos principales de su obra destacamos:
a) El prólogo se convierte en un elemento casi independiente del resto de la obra. Su función es poner en antecedentes al espectador y a veces incluso adelantar el desenlace.
b) Disminuye aún más la importancia del coro, que se convierte casi en un intermedio musical.
c) Utilizó con frecuencia la maquinaría que veíamos en el teatro de Esquilo, en concreto el recurso del deus ex machina, dios que, suspendido de una especie de grúa, aparecía al final de la obra para solucionar la situación planteada.
d) Demuestra un gran dominio en la creación de los caracteres. Sus personajes
son seres cambiantes, contradictorios, fruto de la reflexión interna que llevan a
cabo.
e) Dio a la mujer un protagonismo mucho mayor del que había tenido antes, incluso en Sófocles.
f) El estilo de Eurípides es sentencioso y está lleno de agudezas y de intención.
Medea
Eurípides organiza su tragedia sobre el mito de los argonautas que, al mando de Jasón, embarcados en la nave Argos, llegan al Quersoneso tracio en busca del vellocino de oro. Allí se enamora de Medea, hija del rey del país, diestra en encantos y brujerías. Ella huye con los griegos a Corinto, pero Jasón se enamora de otra mujer joven y hermosa. Medea finge alegrarse y manda a la novia como regalo un vestido encantado, de efectos mortíferos a través de sus propios hijos. Cuando la magia ha hecho su efecto, Medea mata a sus propios hijos para herir a Jasón y, cometido el crimen, tras una escena en la que se burla del dolor de Jasón, huye e un carro alado.
El drama tiene una clara estructura dividida en dos: la rabia y odio de Medea (vv. 1-763); y la decisión de acabar con todo aquello que es querido por Jasón (vv. 764-1419). Medea, maga y hechicera (era sobrina de Circe y nieta de Helio, el Sol) se gana para su causa sucesivamente a las mujeres corintias, a Creonte, Egeo, Jasón y a sus propios hijos. El carro aéreo es símbolo evidente de que la protagonista, un ser casi divino, está por encima de las limitaciones humanas.
La acción conduce inexorablemente a la catástrofe final. El carácter complicado de la protagonista se manifiesta a lo largo de toda la obra. En su espíritu se debaten con furia el ansia incontenible de venganza, los celos, la alegría al pensar en la ruina inevitable de su rival y el amor a sus hijos, por los que llora y a los que, sin embargo degüella.
Ninguna obra euripidea fue elaborada de modo tan evidente en torno a una figura central. Los dos polos del enfrentamiento trágico no son ya la divinidad y el hombre, sino la razón y la pasión en el interior del ser humano. Dos importantes innovaciones euripideas son la muerte de los hijos a manos de su propia madre y el vehículo alado, posible ironía de nuestro poeta. Otras versiones del mito decían que fueron las mujeres de Corinto quienes dieron muerte a tales niños; o que su madre los mató por error al intentar convertirlos en inmortales.
Medea es considerada como una de las obras maestras de Eurípides. Al decir de los estudiosos, es la tragedia griega que más ha influido en la Literatura europea. La versión de Eurípides sobre el mito de Medea fue tan definitiva, que las variantes sobre el mismo, a lo largo de la historia de la literatura, son muy reducidas.
Otras de sus obras son:
Hipólito muestra también el tema de la violencia del amor. Fedra, madrastra de Hipólito, se enamora perdidamente de este, pero es rechazada y se suicida, no sin antes vengarse, ya que deja una nota escrita para su esposo Teseo, en la que acusa a Hipólito de haber querido seducirla. Teseo maldice a su hijo y le destierra, Hipólito muere victima de la maldición de su padre. El joven Hipólito practica el culto a Artemis y defiende como ideal de vida la castidad y la pureza, rechaza todo lo que tenga que ver con Afrodita. Fedra vive atormentada por la pasión y reconoce su culpa, sin embargo, se deja arrastrar por el amor. Los dos protagonistas carecen de moderación y deshonran a dos divinidades, Hipólito rechaza a Afrodita y Fedra a Artemis. Los dos han de pagar con la muerte sus errores.
De la estancia de Eurípides en Macedonia nos quedan Ifigenia en Aúlide y Bacantes. En la primera hay notables estudios psicológicos de los protagonistas. En Bacantes se describe el despedazamiento de Penteo por obra de las Ménades, entre las que se encontraba su propia madre Agave. Este terrible crimen se debe a la venganza de Dionisos contra Penteo, ya que este había prohibido los rituales del dios en Tebas. El propio Dionisos convence a Penteo para que espíe a las mujeres, hace que estas le confundan con un león y que lo despedacen con sus propias manos. Agave aparece llena de jubilo con la cabeza de su hijo en las manos. Se han dado diversas interpretaciones sobre la obra