LA ODISEA
Al igual que la Iliada, la Odisea es otro de esos libros que ha fascinado a personas todas las edades a lo largo de los tiempos. Relacionada con la guerra de Troya, su te ma y su contenido son muy distintos a los de la Iliada. Frente a una cierta monotonía y una cierta rigidez de esta, la Odisea fascina, entre otras cosas, por su ritmo trepidante y por su acción dinámica. Y toda ella está vertebrada en tomo al persona que le da título: Odiseo. Él es el protagonista total y absoluto del poema.
1 Contenido
La Odisea narra básicamente las aventuras de Odiseo en su viaje de regreso desde Troya a Ítaca, así como las peripecias que acontecen en la isla desde su llegada hasta el encuentro con su esposa, Penélope. El poema comienza con una reunión de los dioses en el Olimpo; Odiseo se encuentra en compañía de la ninfa Calipso, que lo retiene a la fuerza desde hace tiempo. Deciden, pues, intervenir para que el héroe pueda proseguir su camino. En Ítaca, mientras, cunde la impaciencia entre los pretendientes de Penélope y la desesperanza entre las personas que aún confían en el regreso de Odiseo. Telémaco, el hijo de Odiseo, se hará a la mar en busca del padre. Ni en Pilos, en el palacio de Néstor (III), ni en el palacio de Menelao en Esparta (IV) tendrán noticias de él. Odiseo, mientras (V), sufre una terrible tempestad tras abandonar la gruta de la ninfa Calipso. Naufraga, pierde su embarcación y logra sobrevivir agarrado a una roca. Un golpe de mar lo arroja al litoral de Esqueria, el país de los feacios. Allí es recogido por la princesa Nausícaa, quien lo lleva a palacio (VI). En presencia de los reyes Alcínoo y Arete, Odiseo escucha cantar al aedo Demódoco el episodio del caballo de Troya (VIII). Se echa a llorar y descubre su personalidad a los feacios, quienes están deseosos de escuchar sus aventuras. Los cantos IX al XII recogen de boca del héroe toda esa serie de peripecias: el enfrentamiento con los cicones, el episodio en el país de los lotófagos y el violento su-ceso del Cíclope (IX). Explica a continuación cómo llegaron él y sus compañeros a la isla de Eolo y cómo hicieron estos un uso equivocado del odre de los vientos. Llegan al palacio de la hechicera Circe, que los transformará en cerdos a todos excepto al héroe. Logran recobrar su forma y escapar para ir a dar al país de los violentos les-trigones (X). Vendrá después el viaje más difícil: Odiseo (XI) se adentra en el mundo subterráneo de los muertos, donde dialoga con difuntos ilustres. Tras esa experiencia fabulosa, Odiseo sortea los escollos de Escila y Caribdis, hace oídos sordos al canto de las sirenas, logra abstenerse de comer carne de las vacas sagradas de Helios y llega (XII) a la isla de Ogigia, donde le retiene la bella ninfa Calipso. A la mañana siguiente, Odiseo zarpa rumbo a Ítaca, donde llega sin problemas tras una apacible travesía (XIII). Desde aquí hasta el final, Odiseo, disfrazado, se irá dan-do a conocer a Telémaco (XVI) y Eumeo (XVII), siendo a su vez reconocido por Euriclea (XVIII), la sirvienta más anciana de palacio. Urdirá con Telémaco un plan para aniquilar a los pretendientes. Tras el gran banquete de estos (XXI), tiene lugar la prueba de fuego para conseguir la mano de Penélope: tensar el arco de Odiseo y disparar con él una flecha que debe pasar por el ojo del mango de doce hachas puestas en fila. Solo Odiseo lo consigue. Los pretendientes son aniquilados y por fin Odiseo descubre la identidad a Penélope (XXIII). El entierro de los pretendientes y la visita de Odiseo a su anciano padre, Laertes (XXIV), cierran el libro.
2 Estructura
Este es el argumento de los 24 cantos, bajo los que se esconde un innegable orden interno, que analizamos a continuación:
• Cantos I a IV: preparación y desarrollo del viaje de Telémaco.
• Cantos V al VIII: aventuras de Odiseo contadas en tercera persona.
• Cantos IX al XII: aventuras de Odiseo narradas en primera persona por él en el país de los feacios.
• Cantos XIII al XVI: peripecias de Odiseo en Ítaca disfrazado de mendigo, e compañía del porquerizo Eumeo.
• Cantos XVII al XX: episodios de Odiseo en Ítaca, infiltrado ya entre los pretendientes de Penélope.
• Cantos XX al XXIV: matanza de los pretendientes y consecuencias derivadas de ella.
Son seis unidades de cuatro cantos. Bajo esa estructura, aún descubriremos las tres sagas que, convenientemente ensambladas entre sí, muy probablemente por Homero, están en la base de todo el poema. Son las siguientes:
• La telemaquia. El protagonista aquí es el hijo de Odiseo, Telémaco. Esta fase e; casi con toda probabilidad, un añadido posterior. No hay peripecias; los lugares geográficos son reales -Pilos, Esparta, Creta-. La tensión no está en los avatares del viaje, sino en la información que Telémaco pueda obtener.
• Las aventuras de Odiseo. Es el núcleo básico del poema. Sin duda, es la saga más antigua, que guarda semejanzas con otros relatos orales de pueblos orientales; algunos paralelismos pueden establecerse entre Gilgamés, el héroe babilonio, y e propio Odiseo. La geografía habla de seres y paisajes fantasiosos y exóticos, que s alternan con descripciones ajustadas al mundo micénico.
• La venganza y la matanza de los pretendientes. El folclore popular conocía historias semejantes, en las que un héroe ausente tras una serie de pruebas se da a conocer y resuelve una situación problemática de forma favorable a sus intereses. Así, mientras que la Ilíada tiene una estructura arquitectónica, la Odisea responde más bien a una estructura sinfónica, aunque con matices; puede intercambiarse e orden de los episodios dentro de cada saga o bloque temático, pero no el orden general del poema; el hijo debe buscar al padre antes de que este aparezca. A su vez, los sucesos de los últimos doce cantos exigen que Odiseo haya desembarcado en Ítaca.
3 Personajes
La Odisea no presenta una gama tan variada de personajes como la Iliada, pero ofrece campo abundante y propicio para un análisis del que se extraen curiosas conclusiones.
Odiseo
Único, genial, arrebatador, irrepetible. Lleno de energía, de imaginación, de ingenio y de habilidad. A veces, sin escrúpulos; a veces, cruel; a veces, tierno. Siempre exigente con sus compañeros. Siempre en movimiento, activo y dinámico. Solo se duerme una vez durante la travesía, y su sueño tiene funestas consecuencias. Él dirige su propia nave, marca su rumbo y decide adonde quiere ir. No es un vagabundo. Siempre sabe que su meta es Ítaca. Sus peripecias son escollos que debe superar para llegar al objetivo fijado. Odiseo parece ser el único que lo tiene claro. No así sus compañeros, que se acomodan en la primera isla en la que atracan. La capacidad para la acción oscurece su lado sensible y sentimental. Odiseo siente vergüenza ante Nausícaa y sus amigos, llora en la corte de Alcínoo y en la gruta de Calipso añorando su tierra. Sin embargo, aguanta al cíclope y resiste la prueba de la bajada al mundo subterráneo. He aquí la segunda gran característica de Odiseo: su capacidad para resistir, para soportar adversidades, dolores físicos y dolores morales. Todo el aguante tiene sentido si sirve para salvar escollos y llegar a la meta. Odiseo es modelo de dinamismo, imaginación, energía, resistencia y tenacidad.
Personajes de Ítaca
Penélope. Es el paradigma de la esposa fiel y abnegada. Tiene, también, otros valores, como su tenacidad y su resistencia o su ingenio y su imaginación para engañar y burlar a los pretendientes. Además, es una mujer que, en su aparente pasividad, está activa. Mientras el esposo se mueve por el mar, ella teje y desteje, símbolo de que realmente comparte todo con él. La sostiene la esperanza, esa idea arraigada en el alma griega. Saca fuerzas de flaqueza y, aunque está a punto derrumbarse, resiste. Cuando tiene a Odiseo frente a frente, lo ignora; en la distancia, en cambio, se identifica totalmente con él.
Telémaco. Su perfil es el de un joven impulsivo y cariñoso que capta la situación del padre y la asume como propia y, en consecuencia, presta una colaboración excepcional. Su navegación carece de incidencias; su perfil se agiganta en Ítaca, donde no duda en pisar un terreno comprometido. Al igual que sus padres, está siempre en movimiento. Los tres componen un cuadro familiar en el que ninguna de las tres personas tienen tiempo para el descanso. De ahí que el poema resulte trepidante.
Personajes del entorno de palacio
Sirvientes. Estos personajes de palacio se han escindido en dos bandos: los que mantienen la fidelidad a su señor y los que se han pasado descaradamente al bando de los pretendientes, pensando, sin duda, en que vendrán tiempos mejores para ellos si cambia la situación. Eumeo, Filetio y Euriclea son un canto al valor de la esperanza, la fidelidad y la lealtad, valores difíciles cuando el tiempo pasa y las circunstancias son adversas. Por contraste, el cabrero Melantio y al menos doce de las cincuenta esclavas de palacio -así lo señala Euriclea- han abandonado a Penélope, y están más pendientes de tontear con los pretendientes que de cumplir con sus obligaciones. Representan la negación de los valores antes puestos de relieve.
Pretendientes. Son individuos que no tienen valores, a quienes no les importa la dignidad, la fidelidad o la lealtad y que quieren enriquecerse enseguida sin trabajar.
Personajes alejados de Ítaca
Los personajes que salen al encuentro de Odiseo, sea por mar o por tierra, tienen un significado. Hemos visto a los que Odiseo encuentra en tierra. Veamos a los que se tropiezan con el héroe en su azarosa navegación: unos son humanos; otros fantasiosos e irreales; otros, alegóricos; unos, individuales, y otros, colectivos.
Personajes femeninos
Representan los tres tipos de mujeres que pueden aparecer en la vida del hombre y, por eso, aparecen en la navegación de Odiseo.
• Calipso da rienda suelta a la pasión física que siente por Odiseo. Él consiente al principio, pero con el tiempo la situación se vuelve absurda.
• Circe convierte a los hombres en cerdos; es la mujer que engaña a los hombres. En el caso de Odiseo lo intenta, pero no lo consigue. Tiene el héroe recursos suficientes para salir airoso del encuentro con ella; no así sus compañeros, que, al momento, sucumben a su seducción.
• Nausícaa es encantadora, pero infantil. Por un instante se deslumhra, e incluso Odiseo parece sentir una cierta atracción por ella. Pero Nausícaa tiene su boda ya apalabrada, y Odiseo está ya cerca de Ítaca. Las tres mujeres se oponen a Penélope, que es, al fin y al cabo, el punto de referencia de Odiseo. Calipso, Circe y Nausícaa aportan al héroe vivencias, experiencia, pero le hacen perder el tiempo; eso sí, de buena fe. Odiseo tiene ganas y prisa por llegar a Ítaca; no se encuentra a gusto ni en la gruta de Calipso ni en el palacio de Circe; en la corte de Alcínoo se relaja porque le es imprescindible, pero entre la maleza frente a Nausícaa se encuentra en una situación incómoda. Todos los demás personajes son fundamentalmente alegóricos.
Alegorías de la violencia
• Cíclope. Representa el monstruo, la fuerza bruta, la violencia desmedida a la que no se debe replicar con las mismas armas. Odiseo, frente a la violencia que debe ser afrontada porque no puede ser esquivada, representa la inteligencia, el sentido común. Ni piedras, ni palos; un simple odre de vino, gran diligencia en la acción y astucia; esas son sus armas.
• Los cicones son un pueblo violento, que replican a una incursión que Odiseo ha realizado en su tierra para hacer provisiones y poder avanzar. Conseguido el objetivo, debe marchar. Los compañeros no lo entienden y por su tardanza son atacados por los cicones.
• Los lestrigones vienen a ser una reedición del cíclope; personajes gigantescos de cuerpo pero no de mente, violentos y agresivos. Arrojan grandes peñascos sobre las naves de Odiseo y son muy numerosos. Por ello, ese grupo debe evitarse. Al personaje violento, si presenta batalla, debe hacérsele frente con la inteligencia; si es más numeroso y especialmente agresivo, hay que huir de él con rapidez.
Alegorías de la seducción
Cuatro tentaciones acechan a los navegantes: el hambre, el cansancio, la desesperanza y la lentitud.
• El país de los lotófagos y las vacas de Helios pueden saciar el hambre de los viajeros, pero a costa de cobrarles un precio muy elevado. El dulzor del loto atonta, sacia el cuerpo y obnubila la mente; quien come de ese fruto quiere quedarse en esa isla para siempre, se olvida de volver a su destino. Las vacas del Sol son sagradas; dicho de otro modo, son alimento prohibido.
• El odre de Eolo bien utilizado es positivo; aviva la marcha de la navegación; pero mal utilizado, da al traste con ella. La navegación tiene su ritmo; la impaciencia, la lentitud, la pérdida de la fe en la empresa es lo que impulsa a los compañeros de
Odiseo a hacer un uso equivocado del odre. Claro que el héroe ha cometido un error; humano como es, se ha dormido —rendido por el cansancio—. Y el que va al frente de la travesía no puede descuidarse ni un instante.
Alegorías de los seres fantásticos e invisibles
• El canto de las sirenas es la seducción que viene de melodías fabulosas, que halagan los oídos y, al igual que el dulzor del loto, obnubilan la mente. La forma de combatirlo es elocuente: taparse los oídos y amarrarse al mástil. A grandes males, parece decirnos Odiseo, grandes remedios. No basta con no escuchar; hay que inmovilizarse; tomar una doble precaución.
• Las simplégades, Escila y Caribdis, exigen mucha habilidad: Escila es un monstruo que se ve; Caribdis, un remolino que engulle y que no se ve. ¿Cuál de los dos peligros es peor? Apartarse del uno es sencillo -el que se ve-, pero se corre el riesgo de ser engullido por el torbellino que no es visible. No se debe ni dar tanta importancia al riesgo que se ve y que con previsión se evita, ni menospreciar al que no se ve, que también con habilidad puede sortearse; en la duda, el consejo de Odiseo es evitar esta última y acercarse más a la que es más visible. Así la violencia, la seducción de los sentidos -todos presentes en el poema excepto el olfato, que solo está aludido- y los peligros reales u ocultos son los escollos que pueden dar al traste con la ilusión del navegante y apartarlo de su rumbo. El ingenio, la tenacidad y la fuerza de voluntad son las armas para hacerles frente. Los compañeros de Odiseo representan al hombre débil que va cayendo. Odiseo es el héroe popular que, sin perder su humanidad, resiste y supera las dificultades.
Personajes divinos
A diferencia de la Ilíada, donde todo el Olimpo está en vilo presenciando los acontecimientos, la Odisea -excepción hecha de la escena inicial de la Asamblea- solo cuenta con la presencia de dos importantísimas divinidades enfrentadas desde siempre: Poseidón y Atenea.
• Poseidón es hostil a Odiseo. Desata tempestades, impulsa vientos, promueve oleaje. En el poema enmarca todas las fuerzas negativas del mar. El Egeo y el Jónico, el mar Mediterráneo en suma, poblado de islas, de climatología menos dura que los mares norteños, sin embargo, se presenta como un elemento adverso, como una dificultad que debe ser superada y que acaba por desmoralizar al navegante. Y la violencia del mar es real; el mar existe en la realidad, no en la imaginación de los navegantes. Poseidón se encarga de recordarlo a cada instante. No han superado los marineros una adversidad cuando ya se prepara la tempestad siguiente. En ese sentido, Poseidón resulta implacable.
• Atenea no deja a Odiseo ni un momento. Lo protege y le es de mayor utilidad en tierra firme que en el mar. ¿Qué sentido puede tener que sea precisamente Atenea la que protege, acompaña y aconseja constantemente al héroe? Atenea -recordemos su símbolo, la lechuza con los ojos siempre bien abiertos -representa la inteligencia. Es patrona de tejedoras e hilanderas, pero es, antes que nada, la fuerza de la mente, capaz de dominar la lanza. Odiseo representa el ingenio, la astucia y el sentido común; Atenea completa todo eso con unas dosis de inteligencia. Con Atenea, Odiseo es invencible; sale siempre airoso, siempre triunfa.
4 Lengua y estilo
• La Odisea, al igual que la Ilíada, está escrita en hexámetros.
• Su lenguaje es formular, artificial, mezcla de varios dialectos, si bien aquí aparecen más rasgos propios del jonio que en la Ilíada.
• Aunque el relato es totalmente distinto, el realismo sigue marcando también este poema. Las descripciones de los palacios -de Alcínoo, Néstor y Menelao- son detallistas.
• La narración es ágil, viva y llena de matices coloristas. Siguen manteniéndose las llamadas “comparaciones desarrolladas” tan propias del autor.
Se emplea el estilo directo; la narración, en primera persona.
• A diferencia de la monotonía que a veces nos abruma en la Ilíada con tantas estampas guerreras, aquí la variedad es una constante. Salimos del campo de batalla y pasamos al mar, con sus naves, con sus islas y sus pintorescos habitantes y, después, a tierra firme, con los rebaños, las dependencias de palacio y las labores cotidianas.
• La fisonomía espiritual de la Odisea es diferente. Nos habla más de lo cotidiano y de lo aparentemente rutinario.
• Si la Ilíada prefería pintar exteriores, la Odisea se complace en mostrarnos la intimidad de los personajes que habitan en un palacio micénico.
• Es también un documento curioso, tal vez inexacto, sobre la navegación y sus características en el segundo milenio a.C.
La épica griega (II) Hesíodo (Tomado del Departamento de Griego IES Francisco Giner de los Ríos, Segovia)
Hesíodo: ¿autor épico o didáctico?
Resulta difícil dilucidar si Hesíodo, el segundo autor de la literatura griega por su cronología, debe ser incluido en la lista de los poetas épicos, como se ha hecho tradicionalmente, o, si, por el contrario, se le debe considerar el iniciador de la poesía didáctica. Y esto por varios motivos:
- No está claro si es anterior, posterior o contemporáneo de Homero. Y si era, como él, un aedo.
- Escribe en el hexámetro dactílico propio de Homero, pero es probable que ambos recojan una tradición cultural de la koiné micénica que, en los siglos oscuros hubiera evolucionado de forma divergente.
- Pese a ser autor narrativo y usar un dialecto y fórmulas semejantes a Homero, los temas son diferentes: Homero canta la gloria de antiguos héroes, modelos de virtud aristocrática. Hesíodo canta al trabajo diario y la justicia entre hombres, mientras nos detalla el origen del cosmos y el panteón helenos.
- Mientras que en Homero no aparece la formulación de las inquietudes propias, Hesíodo nos habla de sus preocupaciones, el mundo espiritual es completamente distinto.
Biografía
En el proemio de la Teogonía nos dice ser un eolio natural de Ascra de Beocia. Campesino como su padre, la disputa de la herencia paterna con su hermano Perses le llevó a escribir Trabajos y días, aunque algunos autores creen que esta disputa es un mero recurso literario para justificar su obra. Su cronología es confusa pero la noticia de su participación en los Juegos Fúnebres en honor de Anfidamante de Calcis lo situaría entre la segunda mitad del s. VIII y la primera del s. VII.
Obras Dos son sus obras fundamentales: Teogonía y Trabajos y Días..Otras obras menores son: El Escudo, El Certamen El Catálogo de Mujeres o Eeas.
La Teogonía (título que le dieron los filólogos bizantinos) es obra épica. Relata el orbe divino que la épica homérica y su relato de hazañas de héroes presupone pero sólo deja entrever. Se puede dividir en varias partes: un Proemio (explica cómo las Musas del Helicón le dieron el donde la poesía y cómo nacieron las Musas), una Cosmogonía (desde el Caos hasta los descendientes de los Gea y Urano), una Teogonía primera (los Titanes y su descendencia hasta Zeus), una Teogonía segunda (los descendientes de Zeus). Al final de la Teogonía, el triunfo de un dios poderoso, inteligente y bueno, administrador de justicia, encamina la obra en un sentido optimista bajo la concepción antropomórfica del panteón griego. Parece que la procedencia de los mitos hesiódicos es antiquísima, con precedentes en las literaturas orientales como el Mito del reino celeste
hurrita, o el episodio de Tifón, semejante a la Lucha de Ullikummi de lmito hitita. El relato de Urano y Gea (madre que cría hijos en su interior aborrecidos por el padre e hijo menor que acaba por deponer al padre) aparece en el relato babilonio sobre Apsû y Tiâmat del Enuma Elis. Estos relatos pasarían a Grecia a través de los fenicios o de los griegos de AsiaMenor.
Los Trabajos y Días describen la relación de los hombres con Zeus bajo el imperativo de seguir el trabajo y la justicia. Desde Prometeo y la aparición de los mitos de Pandora y de las Edades -de procedencia oriental-, la historia de los hombres se entrelaza de mitos, preceptos y fábulas. Frente al orbe divino, el humano tiende al mal, que radica en la injusticia y en la orgullosa sabiduría. Sólo cuando Zeus ponga definitiva justicia se resolverá la necedad humana. Destacan las partes de Trabajos dedicadas al calendario agrícola, los consejos al agricultor, labores de navegación, los consejos respecto a la mujer, los vecinos, los amigos y los Días, calendario de días faustos e infaustos para determinadas actividades. Las culturas babilonia, egipcia y sumeria nos han dejado otros calendarios del labrador y la literatura de consejo encuentra paralelos en La Instrucción dePtah-hotep egipcia y Las Instrucciones de Shuruppak y Los Consejos de Sabiduría mesopotamias, pero es original que Hesíodo se los dedique a un hermano.
El Escudo narra, basándose en el paralelo homérico de la descripción del escudo de Aquiles, la lucha de Heracles contra el monstruoso Cicno y su padre Ares. El tema de fondo es la justicia de Zeus, pues éste la imparte para limpiar el mundo de violencia y males, tomando como instrumento a Heracles, héroe aquí sí, justo y prudente a diferencia del homérico.
Los más de 6000 versos de Catálogo de Mujeres o Eeas parecen haber sido una continuación de la Teogonía pues ésta concluye prometiendo cantar a mujeres que se convirtieron en progenitoras de grandes estirpes (como la de Ío). Su estado actual es muy fragmentario y se reconstruye gracias a hallazgos papirológicos. El nombre de Eea procede del inicio de cada relato: ἤ οἴη (“o de cómo...”).
Cinco siglos separan la litada y la Odisea de un tercer gran poema épico escrito en época helenística: Argonáuticas (viaje de los argonautas), obra de un poeta, Apolonio, apodado Rodio, esto es, de la isla de Rodas.
Las Argonáuticas y Apolonio pertenecen a una época totalmente diferente: el helenismo. Con la conquista de Alejandro, la civilización griega se expandió hacia el Oriente, a la vez que recibió de él innegables y no siempre positivas influencias. Para en-tender bien la obra de Apolonio, será necesario explicar las características generales más notables de la época helenística.
1. Características de la literatura helenística
La producción literaria del helenismo es muy abundante. No obstante, una gran parte de ella se ha perdido pese a que la calidad de las obras es innegable. Igualmente, como veremos, la variedad de tipos, géneros, subgéneros, etc., es algo nunca visto antes en la historia de la literatura griega.
• La utilización de un griego estándar llamado κοινή (γλῶσσα), lengua común, desprovisto de arcaísmos y dialectalismos difíciles, favoreció la difusión de los textos, que podían ser comprendidos por un gran número de personas.
• Los escritores fijaron su residencia cerca de los puntos de influencia y. gobierno de los dirigentes políticos, que protegían a los artistas y ejercían un mecenazgo incipiente, preludiando lo que siglos más tarde sucedería en Roma. El foco básico del que irradiaba la cultura ya no era Atenas, sino Alejandría., Antioquía y Pérgamo. Atenas siguió siendo el lugar favorito para la representación de tragedias y comedias y un punto de encuentro de pensadores y filósofos, pero lejos de ella surgieron nuevas manifestaciones culturales y nuevos tipos de literatura, consecuencia del nuevo orden político y social que propició una cultura de tipo urbano.
• Los artistas realizaban más un trabajo de recreación e interpretación que de creación. La mitología.se explicaba sin emoción, sin connotaciones religiosas o morales, más como un elemento estético.
• La literatura y el arte en general se impregnaron de una estética más bien barroca.
• Los nuevos horizontes geográficos crearon nuevas inquietudes; alcanzó un gran desarrollo la prosa científica, que se plasmó en libros, que tuvieron una difusión y una importancia nunca antes conocida. En cambio, la oratoria sufrió un importan-te retroceso.
• La poesía, que en el siglo IV había quedado casi en el abandono total, experimentó unirán auge. Se crearon nuevos esquemas, se combinaron modelos existentes, se desarrollaron todas las posibilidades de la métrica. Pero, aunque esos poetas seguían invocando a la musa7solicitando su ayuda, ya no creían en la inspiración; eran poetas de «laboratorio», más unos profesionales del verso que unos hombres que transmitían y expresaban sentimientos y vivencias. Estos poetas cultos y eruditos tocaron varios géneros, por lo que es difícil clasificarlos.
2. Apolonio de Rodas
En torno a este personaje existen varias y contradictorias informaciones sobre su vida. Apolonio nació y vivió en Alejandría en la época de los Ptolomeos (siglo III a C)
Trabajó junto a Calímaco, de quien fue discípulo, y llegó a ser máximo responsable de la Biblioteca de Alejandría. Pero como nadie es profeta en su tierra, Alejandría acogió con tibieza y cierto rechazo la gran obra de Apolonio, las Argonáuticas. Por eso, Apolonio se marchó a la isla de Rodas, donde corrigió y rehizo el poema que gustó a sus habitantes. Los rodios le obsequiaron con honores y le otorgaron la ciudadanía. La posteridad lo conoce como Apolonio de Rodas. En cualquier caso al término de su vida, Apolonio volvió a Alejandría, ciudad en la que murió y en la que fue enterrado junto a Calímaco, con quien mantuvo, si hemos de creer a escolásticos y comentaristas de la época, una permanente rivalidad literaria.
3. Las Argonáuticas: argumento y estructura
Argumento
Las Argonáuticas están basadas en una de las sagas más antiguas de Grecia: la historia de los intrépidos viajeros que en la nave Argo fueron a la Cólquide en busca del vellocino de oro; logrado su objetivo, regresaron a Yolcos, en Tesalia, el puerto de partida.
Toda una serie de peripecias se suceden a la ida y a la vuelta. Dividido en cuatro densos cantos el argumento del poema es el siguiente:
• En el canto I, tras la invocación a Apolo, el poeta explica los motivos que han impulsado a Pelías, rey de Yolcos, a enviar a su sobrino Jasón a buscar el vellocino de oro; esto es, la piel de oro del carnero sobre el que cruzaron el estrecho de los Dardanelos Frixo y Hele. Después, se presenta el catálogo de héroes que acuden a Yolcos.
• El resto del canto I y el II narran las aventuras acontecidas en el viaje de ida; las peripecias en la isla de Lemnos; el rapto de Hilas, el joven compañero de Heracles el combate de boxeo en la región de los bébrices entre su rey Amico y el griego Polideuces (el Dióscuro, hermoso hermano de Helena); el episodio de Fineo el viejo adivino, ciego y atormentado por las Harpías; la muerte del timonel Tifis e Idmon; el acoso de unas extrañas aves que disparan sus propias plumas son algunos de los episodios más relevantes. Después de pasar frente a diversos pueblos, la nave llega a la desembocadura del Fasis, en la Cólquide.
• En_el canto III aparece en escena Medea, que se enamora de Jasón, a quien ayuda a burlar al dragón que custodia el vellocino de oro.
• En el canto IV, Medea adormece al monstruo con sus hechizos, propiciando que
Jasón, al fin, alcance la pieza tan ansiada. Con el vellocino de oro en la mano, comienza el viaje de regreso a Yolcos desde la Cólquide siguiendo el curso del Istro (el Danubio). Tormentas y peripecias diversas retrasan la llegada al punto de partida. Por último, la tan zarandeada nave Argo alcanza el puerto de Pagasas, en la bahía de Yolcos.
Estructura
La estructura del poema es de tipo arquitectónico: viaje de ida, consecución del objetivo y viaje de regreso. Podría alterarse tal vez el orden de las aventuras, pero no el esquema general, que está muy bien definido. Saltan a la vista la claridad, la nitidez y la perfecta organización de todo el material, señal evidente de que existe, antes que nada, una voluntad compositiva conforme a unos esquemas determinados y preconcebidos. Si matizáramos cada uno de los cuatro cantos, veríamos que varios de ellos se dividen en cinco escenas, también con una simetría llamativa. Con independencia, pues, de que se hayan tomado episodios aislados de diversas leyendas, es evidente que concentrar toda la ocasión única y exclusivamente sobre una saga determina-da favorece el orden y la claridad estructural.
4. Personajes de las Argonáuticas
El propio título del libro indica en cierto modo su significado. La nave Argo y los navegantes que van en ella son la clave. Mientras que la Ilíada lleva el nombre de Ilion, punto en torno al que se desarrolla todo el conflicto armado, y la Odisea, el del personaje que protagoniza toda la acción dramática, el poema de Apolonio se concentra en la nave y en sus marineros. Así, un estudio de personajes debe comenzar por estos últimos.
Los argonautas
Son los protagonistas de casi todo el poema, excepción hecha del episodio de Medea y Jasón. Toda una antología de personajes de la leyenda griega se encuentran a bordo y, con ellos Jasón, que, como explicaremos más adelante, escasamente llega a ser un primus ínter pares. El grupo como tal no tiene una personalidad definida; en episodios concretos, el autor hace destacar a uno o a otro, que se van repartiendo así un cierto protagonismo. Sus relaciones con Jasón son más bien distantes.
• Heracles es el personaje más famoso y, sin embargo, el más desaprovechado. Abandona la nave en el canto I para buscar a Hilas.
• Peleo, padre de Aquiles, y Telamón, padre de Áyax, también están en la nave. • Aparecen adivinos, como Mopso e Idmón.
•Tifis, timonel excepcional que morirá en extrañas circunstancias.
• Linceo, un personaje de vista prodigiosa.
• Polideuces (Pólux), que destaca por la fuerza de sus puños, y su hermano Castor, diestro en el manejo del caballo.
• Zetes y Calais, hijos del viento Bóreas, provistos de alas que les permiten volar raudos. También Eufemo, quien puede correr a toda velocidad sobre las aguas del mar.
• Orfeo que animaba la navegación con su lira y con su canto.
Hay muchos más, pero esta relación basta para hacernos una idea de que se trata de un grupo de héroes de diversas edades y procedencias, sin excesiva experiencia en la navegación, aunque curtidos en otra serie de duras y arriesgadas empresas.
Jasón
Responsable máximo de la expedición es, sin embargo, un personaje incompleto. Le falta la fuerza de los héroes de la Ilíada y la Odisea. No deslumbra, no atrae. Es cierto que en tierra de la Cólquide debe enfrentarse solo al peligro del dragón que custodia el vellocino, pero, incluso en ese episodio, está sostenido por la fuerza de las instrucciones y la supervisión de Medea. En la nave Argo, Jasón se diluye entre los demás marineros; en tierra de la Cólquide es lo que es gracias a la presencia de Medea.
Medea
Es la protagonista de los dos últimos cantos del poema. Su figura, al lado de la del hijo de Pelias, se agiganta y se engrandece. Aunque es Eurípides, en la tragedia que lleva su nombre, el que ha perfilado con mayor fuerza el personaje, Apolonio en su poema la hace brillar con luz propia. Ella decide, ella reacciona, ella lleva la iniciativa. Ella discurre, maquina. Además, ama apasionadamente. En ese sentido, es mucho menos violenta que la Medea de la tragedia griega. Claro que en la Cólquide su pasión es correspondida, y no se ve traicionada. Es el abandono y la traición de Jasón lo que la volvió violenta y agresiva. En el poema de Apolonio, los hechos aludidos no se han producido todavía. Por ello, Medea resulta una mujer cariñosa, agradable, si bien su fuerza se percibe a primera vista. Medea es en esta obra muy humana; le asaltan por la noche la angustia, el miedo, las dudas. Tiene un corazón fuerte y es dentro de él donde se libra esa dura batalla entre sus propios sentimientos y su cabeza, que parece aconsejarle lo contrario. Y si frente a Jasón es el corazón el que decide, frente a los demás -su familia, su entorno, el monstruoso dragón-, es su cabeza la que dirige y ordena las diversas situaciones.